Y éste es el caso también de El Molino del Tío Alberto. En pleno Valle del Corneja, encontramos esta construcción, que data del siglo XVIII. Visitarla, te hará conocer las curiosidades de cómo funcionaban los molinos de la época.

 

Actualmente, El Molino del Tío Alberto está restaurado y en su interior conserva las habitaciones y elementos tradicionales.

Los fines de semana está abierto al público que quiera conocerlo, haciendo así que los visitantes puedan revivir la experiencia y hacer un verdadero viaje en el tiempo.

De todos los molinos que había por la zona, como el del tío Pepe, el de Moreta, el de los Mordiques o el de Tarines; el del Tío Alberto es el único que no está en ruinas.

Alrededor, además, existe todo un paraje de gran vegetación donde respirar aire puro, realizar fotografías si eres aficionado, pasear…

  

Gracias a la ayuda de la web “Paseos con encanto” compartimos algunos datos prácticos para llegar:

N-110, dirección Plasencia. En el kilómetro 50 aproximadamente, deberán desviarse, hacia la izquierda, por la AV-P-507, hacia Villafranca de la Sierra y Navacepedilla de

Corneja. Hay que atravesar la primera de las localidades.

Una vez que se sale del pueblo, a la izquierda, se divisa la casa-estudio de Benjamín Palencia, ahora convertida en casa rural, y el desvío a La Ribera. Seguimos por la misma carretera, dirección Navacepedilla, hasta que, de nuevo a la izquierda, se divisa el molino, junto al río Corneja.

 

Así que, si quieres disfrutar de un día de historia, de conocer las historias de nuestros antepasados y rodearte de la belleza en estado puro, no lo pienses y visita El Molino del

Tío Alberto.

  

Alberto Jiménez Montenegro fue el último molinero que estuvo en el molino. Antes de su fallecimiento se dedicó a mostrar a los visitantes los interiores, explicar los procedimientos, ponerlo de nuevo en funcionamiento… Y de ahí, que el molino actualmente reciba su nombre.